jueves, 17 de mayo de 2012

Poemas perdidos.

   Hoy dediqué mi mañana a buscar uno de mis poemas que más me enorgullecen. Pero me topé con la desgracia de que no lo encontré. Era un ilustre reflejo del amor en quiebras, el grisáceo indestructible de un amor fallido, un intento de escribir con la prosa humana el sentimiento mas inefable del universo. ¡Oh Apolo! Dios del arte y de la verdad, por qué has decidido esconder mi trozo de papel, pintado con crayones de mi corazón finito ¿No sabes, acaso, que es todo lo que tengo? El nerviosismo y la amargura me llevó a interrogarme y pensar todas las oraciones llameantes de luz que se han extraviado en el abismo del mundo suprasensible; aquellas metáforas, versos, rimas y verdades que nadie sabe dónde se hallan.
   Las ideas que tuvieron Quevedo, Proust y Nietzsche en el mismísimo sopor, dónde están? Todas esas magnitudes de ideas inertes, desperdiciadas por ser ser seres mortales.
Que oscuridad. Se nubla la filantropía con el modernismo, también la prosa y el sueño de descubrir la naturaleza sincrónica. 

   ¿Dónde estás, infinito Apolo? ¿Por qué nos has dejado?...

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